viernes, 4 de enero de 2013

La otra cara del amor



En días pasados aprendí que uno no debe traicionar sus secretos, así que sólo diré que es mi parte favorita del 2012.


Llegó así, de la nada, de una forma inesperada ni yo corrí a su encuentro y tampoco corrió al mío, sólo nos topamos en el camino. Le descubrí una tarde de Mayo, el día 13 para ser exactos. Uno de esos días en los que me senté en el sillón a descansar de aquellas veces en las que he herido a un corazón y de las que me lo han herido a mí.

Hasta ese momento tenía una idea clásica de lo que es el amor: chocolates, rosas, canciones, días y días de cortejo hasta lograr el primer beso… Había experimentado el amor con gente de carne y hueso, pero nunca con alguien de aparente hierro... Ese ser de hojalata  me cubrió con su presencia y me abrigó con las respuestas a mis mensajes de buenas noches...

Me enseñó que toda mi mala suerte en el amor no era más que la consecuencia del concepto equivocado que tenía del mismo. Me mostró que el amor no son sólo corazones latiendo ni tampoco buenas intenciones, que no es sólo detener el tiempo con un beso y que tampoco son eternos suspiros.

Me dijo que el amor es un sentimiento real, es la lucha y el deseo del uno por el otro. Es ese veneno que mata y revive al mismo tiempo. Que es inspiración, que es día y noche, que es consuelo y es reproche. Me dijo que el amor ese sentimiento tierno y a la vez salvaje. Me mostró que el amor es también el cuerpo desnudo del otro junto a uno. Que es una danza de erotismo, una batalla que se inicia con besos y se termina en la cama. Que es crear un nuevo mapa de caricias en la espalda, el abdomen, el cuello… Que son gemidos profundos cuando te abrazas para tratar de ser uno.

Me mostró una cara del amor hasta ahora para mí desconocida, me quemó con su fuego y después… Después me condené querer dormir en las cenizas, quizá por siempre. 

domingo, 16 de septiembre de 2012

La vida es bella...



La vida es bella cuado...

Te sujetas de la mano de Dios.

Aprendes a llorar por las cosas que realmente valen la pena.

Le dices amigo a quién verdaderamente lo es.

Sueltas el pasado y disfrutas el presente.

Cuando te importan más tus valores como persona que la marca de la ropa que usas.

Sientes con intesidad el amor y amas de una forma inteligente.

Aprendes a sonreír en medio de la tristeza.

Conoces el significado de agradecer.

No esperas algo de alguien.

Danzas bajo la lluvia.

Llamas a esa persona especial que hace mucho no ves y le dices: "aún te recuerdo y te quiero".

Entiendes que no hay soledad pues gozas de tu compañía.

Disfrutas el café matutino.

Te carcajeas hasta que te duela la panza.

Dejas de etiquetar a la gente y la aceptas tal y como es.

Entiendes que la vida no necesitas comprenderla, necesitas vivirla.

Te atreves a hacer eso que jamás pensaste hacer.

Te olvidas del qué dirán.

Sorprendes a tu familia haciéndo el desayuno.

Dejas de ver a tus padres como autoridades y los ves como amigos.

Tu único objetivo es ser feliz.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Busco a alguien que...


 

He de confesar que en cuestiones de amores no tengo tanta experiencia. Pero a veces, en mis ataques de fe, le pido a Dios, el Cosmos, el Universo o quién quiera que sea ese Poder Superior que si me ha de dar a alguien para que camine conmigo sea alguien con locura.

Busco a alguien que...

Me me deje llevarle el desayuno a la cama.

Cocine conmigo.

Una tarde cualquiera nos enfundemos en jeans, playera y tenis para salir a caminar por el parque y contemplar la tarde.

Se deje hacer masajes de espalda y una que otra vez dejarle un mensajito de amor sobre ella con la tinta de mis labios.

Le agrade que le dé los buenos días y las buenas noches.

Se acurruque entre mis brazos cuando tuvo un mal día o cuando haga frío.

Sonría después de que le dé un beso.

Acarcie mi mejilla con ternura cuando le digo una de mis ocurrencias.

Se ría conmigo.

Se escape a la playa conmigo un viernes cualquiera sin maletas ni planes, sólo a la aventura

Tenga fe en él, en mí, en nosotros.

Que me cante una canción cursi sin importarle lo desafinado que esté.

Anhele tener una foto nuestra en el buró.

Le sea más importante el amor que el sexo.

Tenga hambre de amar y sentirse amado.

jueves, 9 de agosto de 2012

Apagamos la luz, encendimos la pasión


Al sentir la atracción del vaivén de tus caderas, me acerqué lentamente. Sentí abrazar el mundo cuando me sujeté a tu cintura, creí conquistarlo todo cuando quité el cabello de tu cuello y empecé a besarlo.

La respiración agitada, el palpitar acelerado, el calor que recorría todo el cuerpo... El deseo no pudo estar mejor representado.

Aún recuerdo que mordías tu labio inferior como invitandome a acariciarte más y más. Y así mis manos dejaban tu cintura para recorrer tus pechos, aquellos que parecían estallar con los fuertes gritos de tu corazón.

Dejaste de mostrarme el paisaje de tu espalda para enseñarme la luz de tus ojos, me dejaste probar el veneno de tus labios, ese exquisito sabor a dulzura y pasión.

Mientras con una mano acariciaba tu gluteo, con la otra desabotonaba tu blusa. Tú, por tu parte, hacías lo propio desnudando no sólo mi cuerpo también mi alma a través de arrumacos y el roce de tus manos sobre mi piel.

No había pasado, futuro, distancias... Sólo exitía ese instante con sabor a pasión, musicalizado por los gemidos del alma y materializado en tatuajes que nuestros labios dejaban por el mapa de nuestra piel.

El instinto animal se apoderaba de nosotros haciéndonos explotar en cada penetración de sentimientos. La fuerza de la pasión conquistaba nuestros cuerpos en esas milésimas de segundo y así cada caricia, cada beso, cada gemido mataban la sed del deseo.

Aquella noche nuestros cuerpos se fundieron el uno con el otro, el otro con el uno. Aquella noche nos supimos deseos muertos y almas vivas.

Si las paredes hablaran...


¡Uy si las paredes hablarán! Seguramente revelarían las veces que nos hemos desnudado con la mirada, las veces que hemos recorrido nuestros cuerpos y los solos que nos aventamos con gemidos… Las veces que hemos mojado las ganas y las otras tantas que humedecemos los deseos.

Si las paredes hablaran, seguramente vociferarían la envidia que nos tienen. Y es que cuando de materializar el amor se trata, nosotros no somos avaros todo lo contrario, somos generosos. Demasiado, diría yo.

Yo te ofrezco el mejor vino, ése que sólo se bebe de mi piel y tú me das la mejor miel, ésa que sale de tus labios. Luego, entre caricias y juegos, dejo que la inspiración se apiade de ti, te seduzca y... Lentito, lentito plasmas tu poesía en mi espalda con la tinta de tus labios. 

Te pierdes en mis piernas, te encuentras en mis manos, nuestros cuerpos estremecidos, soy tan tuya, tú tan mío. Corazones que se conjugan en un sólo verbo, almas que son una sola rima. La electricidad del universo concentrada en un momento, un instante. Un instante en el que vivo, un instante en el que muero. 

lunes, 30 de julio de 2012

Poema XX - Pablo Neruda.




Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 

Escribir, por ejemplo: La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos. 

El viento de la noche gira en el cielo y canta. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Te Espero - Mario Benedetti


Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
sé que ya no estás.

Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
pues sé que no vendrás.

Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
quizás por el resto de nuestras vidas.

Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento solo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
sólo sé que me encuentro muy solo,
y que no estoy allí.

Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tú,
y no estoy allí.

¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no sólo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo sólo así?
¿Por qué no sólo....


jueves, 26 de julio de 2012

Desmayarse Lope de Vega




Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.




La lluvia moja mi ropa pues no estás para darme cobijo. Te echo de menos, exclamó aquél corazón.